Recientemente, cámaras trampa del Campus Naturaleza de la Universidad de Concepción (UdeC) captaron a un cachorro de esta especie. El avistamiento es “particularmente significativo”, informó la casa de estudios, ya que es una especie vulnerable según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Las principales amenazas para el gato güiña son la fragmentación de su hábitat, la caza y los ataques de perros asilvestrados, producto de la tenencia irresponsable de mascotas.
“Que haya un cachorrito güiña significa que existen buenas condiciones en Campus Naturaleza para reproducirse. Por eso el hallazgo es interesante. Si tiene crías y la especie está criando con éxito, es un indicativo de que la población es saludable y habrá un macho o varios machos y varias hembras y que se están reproduciendo de manera natural”, dijo en un comunicado, Catalina Leiva Bascur, estudiante de Biología de la UdeC.
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Leiva, en conjunto con el Dr. Fulgencio Lison Gil, del Departamento de Zoología de la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas de la UdeC, están llevando a cabo la investigación Impacto de los perros asilvestrados en la ocurrencia de los carnívoros nativos en bosques del Campus Naturaleza Universidad de Concepción.
“Los perros que la gente suelta y no tienen una tenencia responsable, han llegado incluso a modificar el comportamiento de esta y otras especies, ya que hay determinados sectores a los que no accede o cambia su horario o su hábito para no coincidir con los perros”, agregó Lison.
“En tamaño, es el gato salvaje más pequeño de Sudamérica y su peso va como de 2 a 3 kilos. Es más chico que un gato doméstico, muy pequeño. Entonces, es súper fácil para los perros llegar y morder a un gato güiña y matarlo”, sumó Leiva.
El pequeño gato güiña
El Leopardus guigna, se alimenta de pequeños roedores y habita en bosques templados, mediterráneos que tienen alta densidad, lo cual le permite desplazarse sin ser captado fácilmente por sus depredadores.
“La mayor distribución del gato güiña se encuentra entre las regiones de Maule y Biobío, extendiéndose hasta Valdivia y Chiloé. Un gato doméstico adulto, por ejemplo, es generalmente más grande y robusto, mientras que la guiña es más pequeña y estilizada. Su pelaje es de color café con manchas y se distingue por tener orejas redondeadas. Entonces, esa es la diferencia”, explica la estudiante de biología.
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Datos de investigaciones sobre esta especie, recogen que el felino se distribuye principalmente en el valle central y la Cordillera de la Costa, mientras que en zonas como la Cordillera de Los Andes es menos común.
Es “especialista en bosque nativo”, explicó Catalina, pero también ha sido avistado en bosques con plantaciones exóticas asilvestradas, como pinos, eucaliptos y otros.
“El registro de este cachorro no solo confirma la presencia de la güiña en Campus Naturaleza, sino que también sugiere la posible reproducción de la especie en la zona, resaltando la importancia de este entorno natural como refugio para la fauna local. Entonces siempre hay que destacar la reproducción que se está dando, porque es un gato nativo bastante amenazado”, concluyó Leiva.