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¿Qué tan probable es una alianza militar entre China, Rusia e Irán que desafíe a Occidente?

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¿Aliados incondicionales contra Occidente o simples socios circunstanciales? 

Desde que empezó la invasión rusa en Ucrania, Pekín, Moscú y Teherán han estrechado sus lazos diplomáticos e incrementado la cooperación militar. Por eso, la pregunta sobre si estos tres países podrían unirse en una alianza para desafiar a las potencias occidentales en un eventual conflicto de escala mayor se ha debatido entre las agencias de inteligencia y analistas de seguridad.

​(Lea aquí: Servicios de inteligencia denuncian que Rusia prepara ataques ‘inminentes’ en Europa, ¿cuáles son los países en alerta?)

Y es que, particularmente, los tres comparten rivales en común.
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Rusia, que mantiene desde febrero de 2022 la invasión en Europa del este, considera a la Otán, respaldada por Estados Unidos y los países europeos, una amenaza para su soberanía que ha extendido su esfera de influencia hasta países con los que comparte frontera.

(Vea también: Lo que se sabe de la red de espías que tiene Rusia en Polonia y otros países de Europa: así estarían reclutando a jóvenes)

China, entre tanto, mantiene en el Pacífico tensiones con Taiwán. Pekín culpa a Washington de alentar a Taipéi a revelarse contra su gobierno. Los estadounidenses han prometido respaldar a los taiwaneses si los militares chinos deciden invadir la isla. Incluso, algunos altos mandos militares creen que un conflicto abierto entre las dos potencias podría ocurrir en los próximos años, pese a que analistas e historiadores consideran este escenario algo poco probable.

Ebrahim Raisi, Presidente de Irán

Foto:IRANIAN PRESIDENCY / AFP

Mientras que Irán lleva años considerando a Israel y a Estados Unidos como sus enemigos número uno. De hecho, el reciente intercambio de ataques directos entre los ejércitos iraníes e israelíes desataron temores de que las tensiones que ha provocado la guerra en Gaza se extiendan a otros países de Oriente Próximo.

A estos rivales en común que comparten se ha sumado que sobre Rusia, China e Irán pesan sendas sanciones de las autoridades occidentales que han restringido su intercambio comercial con otros países. Especialmente, en el caso ruso e iraní las medidas más severas afectan a sus sectores financieros, energéticos y militares.

Esto ha llevado a una aceleración de la cooperación tripartita entre las partes. Sin embargo, la relación entre los tres es históricamente compleja donde, según varios analistas consultados por este diario, priman los intereses personales de cada uno. “Cada uno está compitiendo contra Occidente a su propia manera”, explica Thomas Graham, experto del Council of Foreign Relations (CFR).

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Ceremonia de bienvenida.

Foto:EFE

Tres países con intereses comunes, pero compitiendo a su propia manera

De acuerdo con Graham, Moscú, Pekín y Teherán no mantienen una relación triangular. Para él hay tres relaciones bilaterales distintas que, pese a que comparten intereses comunes, deben ser analizadas por separados: Moscú-Pekín, Moscú-Teherán y Teherán-Pekín.

“En términos crudos, Moscú envía recursos naturales (petróleo y gas) a Pekín y obtiene a cambio bienes de consumo (carros y teléfonos inteligentes, por ejemplo). Moscú y Teherán intercambian equipamiento militar (drones y artillería). Y Teherán envía energía a Pekín a cambio de productos manufacturados”, le explica a este diario Graham.

Ataques rusos en Járkiv.

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Foto:EFE

Por ejemplo, desde 2021, justo antes de la invasión a Ucrania, el comercio de Rusia con China se disparó en un 63 por ciento, a más de 240.000 millones de dólares en 2023, según datos del CFR.

“Rusia depende mucho más de China que viceversa, lo que ha generado preocupaciones en Moscú. Por ejemplo, si bien China se ha convertido en el socio comercial número uno de Rusia, en 2023 Rusia era solo el sexto socio comercial de China. Rusia también depende de empresas y bancos chinos para inversiones críticas en su infraestructura de energía y telecomunicaciones”, dice el CFR en un análisis en línea publicado en marzo pasado.

Sin embargo, que los chinos apoyen en el terreno a los rusos parece algo poco probable. Aunque desde el inicio de la guerra Pekín no ha condenado la invasión, su industria enfrenta grandes presiones para evitar que ayude a armar a Rusia. De hecho, el pasado 1.° de mayo Estados Unidos anunció una ola de sanciones para que empresas chinas y de otros países no le permitan a Moscú comprar componentes para fabricar armamentos.

China insistió un día después que no es «ni causa ni parte» en la crisis en Ucrania y declaró que tiene derecho a establecer relaciones comerciales «normales» con todos los países, incluyendo Rusia. Sin embargo, no parece que en el corto plazo el gobierno chino dé pasos que pongan en riesgo su comercio exterior.

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El Ejército taiwanés probó con éxito un misil tierra-aire de fabricación doméstica, el Land Sword II.

Foto:EFE

“Los intereses de China son absolutamente sus intereses, primero y por encima de los de cualquier otro país. Ha desarrollado extraordinarias relaciones financieras, productivas y comerciales con los países occidentales durante las últimas décadas, y no quiere ni busca alterar esos beneficios. Las relaciones económicas de China con Occidente superan ampliamente cualquier beneficio, a corto o largo plazo, que Rusia o Irán podrían alguna vez soñar en ofrecer a China”, le explicó a este diario Rick Fawn, profesor de la Universidad de St. Andrews, en el Reino Unido, y experto en asuntos de Eurasia.

En cuanto a las relaciones entre Moscú y Teherán, los rusos, que históricamente habían sido socios de los países europeos, empezaron a buscar nuevas alternativas de mercado tras la invasión de 2022. Hoy, la industria militar iraní es clave para Rusia.

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Irán disparó más de 300 misiles y drones contra Israel el sábado 13 de abril.

Foto:EPA

“Actualmente, Irán suministra a Rusia drones, municiones aire-tierra y municiones de artillería para su uso en Ucrania, y está construyendo una fábrica de producción de drones dentro del territorio ruso. En noviembre de 2023, el gobierno de Estados Unidos reveló información de inteligencia de que Irán estaba contemplando proporcionar a Rusia misiles balísticos. A cambio, Moscú parece dispuesto a proporcionar aviones de combate Su-35 y mejorar los sistemas de defensa aérea de Irán. También hay indicios de que el intercambio de tecnología militar se extiende a la electrónica, otros radares y helicópteros de ataque”, especifica a propósito un análisis del Instituto Washington sobre política de Oriente Próximo.

Es por esto por lo que un eventual conflicto directo entre Irán e Israel desviaría los esfuerzos de Teherán por seguir supliendo a Moscú con arsenal militar. Declaraciones del Kremlin apuntan a que no estarían muy interesados de que, en efecto, haya un conflicto de escala mayor en Oriente Próximo o de involucrarse en él.

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Los intereses de China son absolutamente sus intereses, primero y por encima de los de cualquier otro país.

En ese sentido, si Irán se ve involucrado en un conflicto esto puede menguar el intercambio comercial y afectar las economías. “Rusia puede darse cuenta de que su papel futuro en la región dependerá del favor de un Irán cada vez más capaz”, afirma la experta en política internacional Michelle Grisé en un artículo escrito para la organización Rand, una ONG dedicada a analizar coyunturas internacionales.

En el caso de Taiwán, los analistas creen que este es un asunto aparte. Fawn explica que si bien Pekín ha intensificado su retórica sobre los derechos históricos que tiene sobre la isla, con la invasión a Ucrania han visto cómo un país pequeño puede arrastrarlos a una guerra prolongada de alto costo.

El presidente chino, Xi Jinping.

Foto:Nicolas Asfouri / EFE

“Una operación naval y aérea china contra Taiwán para conquistarlo sería vulnerable y también costaría muy alto. China podría esperar graves pérdidas en el intento y los desembarcos anfibios importantes son empresas muy desafiantes. Y ni Rusia ni Irán pueden ayudar significativamente a China (y sufrirían si lo intentaran)”, agrega Fawn.

En estos tres casos, el viejo adagio “el enemigo de mi enemigo es mi amigo” parece no aplicar plenamente en el complejo tablero geopolítico de las relaciones entre Rusia, China e Irán.

En otras palabras: “Estos tres países no están formando alianzas. Sus relaciones son primordialmente transaccionales. Occidente debería estar preocupado que China e Irán ayuden a Rusia a continuar la guerra en ucrania, que Rusia apoye a Irán en Oriente Próximo, y que el conflicto en Ucrania y Oriente Próximo permita a China obtener recursos energéticos de Rusia e Irán a un precio bajo”, acota Graham.

Aunque el análisis de los expertos sugiere que los acercamientos entre estos tres países no derivarán en una alianza militar que desafíe a Occidente, cabe mencionar que sí hay señales políticas de una cooperación bilateral cada vez más estrecha.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden.

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Foto:Efe

En los últimos meses, altos funcionarios de los tres gobiernos se han reunido por separado como parte de una agenda política mucho más amplia. A inicios de abril, por ejemplo, los cancilleres de Rusia y China se reunieron en Pekín. Mientras que los presidentes de Rusia e Irán mantuvieron conversaciones telefónicas para discutir las tensiones en Oriente Próximo en Israel.

A propósito, los líderes Xi Jinping y Vladimir Putin se reunieron esta semana en Pekín. Ambos líderes prometieron seguir impulsando sus relaciones «sin límites», pero analistas coinciden que China está en la encrucijada de seguir estrechando sus lazos con Moscú, pero sin distanciarse mucho de Occidente.

“Los vínculos de Rusia tanto con Irán como con China seguirán fortaleciéndose en general en los próximos años, a medida que las sanciones occidentales contra Rusia llegaron para quedarse. Estas alianzas subrayan el panorama geopolítico y geoeconómico cada vez más fragmentado, una tendencia que las potencias occidentales intentarán contrarrestar pero que no podrán detener”, puntualiza Bota Iliyas, analista de Rusia y Ucrania para la firma Control Risks.

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CARLOS JOSÉ REYES – SUBEDITOR INTERNACIONAL – EL TIEMPO





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