La luz de las linternas escudriñando el manglar hace brillar destellos rojizos en el agua. Son los ojos de los cocodrilos. Huidizos, en plena noche silenciosa y sin luna, los grandes animales se esconden entre los árboles dando coletazos que suenan estridentes. A escasos metros de los cayucos, las pequeñas balsas artesanales que los pescadores usan para trabajar en el estuario, ese sonido eriza la piel. “Antes les teníamos miedo, nomás de verlos”, dice Daniel Velázquez. “Ahora no, porque nos hemos acercado… y hemos convivido con ellos”, agrega el pescador y guardaparque comunitario, mientras rema su embarcación. El recorrido nocturno es en la Reserva de la Biosfera La Encrucijada, en Chiapas, al sur de México y cerca de la frontera con Guatemala. El grupo se adentra en el sitio que conocen como la pampa, una zona de pesca artesanal de camarón que los pescadores de la comunidad de Topón, en el municipio de Pijijiapan, se han encargado de rehabilitar y proteger. Monitoreo nocturno de cocodrilo de río o lagarto real (Crocodylus acutus). Foto: Edgar Sarmiento Marina / Conanp En ese estuario, ubicado donde el río Pijijiapan fluye hasta encontrarse con el océano Pacífico, el agua salobre sostiene la vida de numerosas especies importantes no sólo para la pesca, sino para mantener la salud de todo el ecosistema. En la última década, una drástica caída en la productividad pesquera del sitio alarmó a los pescadores. Los camarones de los que dependía su economía, estaban desapareciendo. Se lo atribuyeron a la sobrepesca,…This article was originally published on Mongabay
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