La intentona golpista del presidente de Corea del Sur, el 3 de diciembre, no fue improvisada ni aislada. Ese hecho debe evaluarse en relación con el enfrentamiento físico entre parlamentarios que se vio en mayo en la sede del parlamento de Taiwán y, sobre todo, con la designación en Japón de un primer ministro militarista y negacionista. Como en Ucrania y en Israel, los nostálgicos de la Segunda Guerra Mundial trataron de tomar el poder en Seúl.
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