Otro país y otro planeta tendríamos, si aquellos individuos que llegan a la cima, fueran todos ellos capaces de respetar algunas de las importantes reglas y/o características de las personas verdaderamente exitosas. Por el contrario, vemos a sujetos que son mega millonarios, pero que resultan ser de los más tacaños, avaros, egoístas e incapaces de entregar a sus propios colaboradores una parte -aunque sea pequeña- de sus riquezas. Para qué hablar de aquellos que acceden al poder y lo único que buscan es atornillarse a él y dedicarse a «servirse» a sí mismos. En fin.
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