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Columna de Camilo Feres: El método Marcel

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Después de semanas de tira y afloja con el Congreso el Gobierno finalmente logró un protocolo de acuerdo para la tramitación de la reforma previsional en el Senado. Con este acuerdo, el Ejecutivo consigue viabilizar uno de sus proyectos más importantes, cediendo en aspectos de forma y fondo, pero, sobre todo, desplazando los tiempos de revisión y votación del texto.

El nuevo acuerdo fue leído a los Senadores por la ministra del trabajo, Jeannette Jara, con una solemnidad que inevitablemente evocaba algo de capitulación o despedida. Y es que Jara suena como uno de los nombres fuertes del PC con miras a la disputa por un sillón parlamentario, por lo que la mayoría de los análisis la ubican en la lista de ministros que deben salir antes de noviembre. De ser así, los nuevos plazos de tramitación de la reforma la privarán de sus hitos y fases más relevantes.

El tema de los plazos se había convertido en el foco de la disputa entre la Comisión de trabajo del Senado, que pretendía no innovar hasta pasadas las elecciones municipales, y la ministra Jara, que pedía poner en votación en general el proyecto para luego avanzar en la ingeniería de detalles. En ese punto de suma cero, fue finalmente el Ministerio de Hacienda el que destrabó el conflicto y sacó una tesis de contenidos y de plazos que rompió el estancamiento.

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Así las cosas, la centralidad de Marcel en el debate previsional va al alza -mientras que la de la ministra Jara va a la baja- aumentando aún más su condición de cancerbero, no solo de las finanzas públicas, sino de buena parte del legado de la actual administración. En efecto, la toma de control de la reforma previsional se suma a otros procesos similares desplegados por Marcel para hacerse de la conducción de las reformas.

Este “método Marcel” ya fue utilizado, por ejemplo, con uno de los chiches del Frente Amplio, la condonación del CAE, que fue deslavando de manera progresiva, primero amarrándolo a la reforma tributaria (que ya desechó); luego cambiando su foco universal a progresivo y acotado y finalmente convirtiéndolo (que coincidencia) en un protocolo de acuerdo con el Senado para presentar “un nuevo mecanismo de financiamiento para la educación superior”.

Como se sabe, la condonación del CAE era una de las más sentidas demandas del Frente Amplio en materia de promesas de campaña, lo que lo llevó a convertir su inclusión en la cuenta pública presidencial del pasado junio en una materia de la más alta relevancia política para el sector. Pero esa presión terminó siendo desplazada por Marcel para fijar en el mes de septiembre, al alero del inicio del debate presupuestario, el estreno en sociedad de la propuesta gubernamental.

Así, con el tiempo como aliado, Marcel ha ido dejando las definiciones cruciales de importantes reformas del Ejecutivo en sus manos y concentradas en esa pequeña ventana de temporal que va entre la elección municipal/regional y la parlamentaria/presidencial. En el proceso, ha desplazado al PC y al FA de la conducción en materias altamente sensibles para ellos, y lo ha hecho sin necesidad de declararles la guerra, pero no por eso sin dejar heridos en el camino.



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