El primer ministro de Israel, Benyamin Netanyahu, se reunió el 7 de abril con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en la Casa Blanca. Pero las cosas no salieron como esperaba el jefe del gobierno israelí.
• El presidente Trump se mantuvo inflexible sobre el arancel de 17% que ya había anunciado para las importaciones israelíes –finalmente ese arancel quedó en 10% para Israel… lo mismo que para todo el mundo.
• Netanyahu esperaba que, después de la destrucción de Gaza, Líbano y Siria, esta vez lograría empujar la administración Trump a destruir Irán, pero el presidente estadounidense confirmó que está negociando con el gobierno de la República Islámica.
• Netanyahu esperaba obtener el apoyo de Washington frente a Turquía en Siria, pero, en presencia de él, Trump dijo a los periodistas: «Yo tengo buenas relaciones con un hombre llamado Erdogan. ¿Han oído hablar de él? Resulta que a mí me cae bien y que yo le caigo bien.»
En tono todavía más irónico, el presidente Trump continuó: «Le dije a Erdogan: “Felicidades, usted ha hecho lo que nadie había logrado en 2 000 años. Ha tomado el control de Siria.” Es un tipo duro. Es muy inteligente y ha hecho algo que nadie había podido lograr.»
• Netanyahu y sus sionistas revisionistas esperaban utilizar la ambición de Estados Unidos para expulsar de Palestina a toda la población palestina, pero el presidente Trump se mostró tremendamente ambiguo al declarar que «la guerra cesará en algún momento, pero será en un futuro no demasiado lejano.»
Este artículo es el editorial de la edición 128 de nuestro boletín confidencial semanal Voltaire, Actualidad Internacional.
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